Puerta cerrada
Papá siempre nos dice a mi hermana y a mi que podemos jugar por toda la casa, pero que nunca nos acerquemos a la última habitación del pasillo de arriba, y un día se puso furioso, me pegó porque me vio con la oreja pegada a la puerta, pero cuando mi papá duerme recorremos despacio el pasillo y nos agachamos para ver la luz, y esperamos a que se oiga otra vez esa voz rara que susurra, que nos recuerda a la de mamá, pero no puede ser mamá porque papá nos dijo que Dios se la llevó al cielo.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
26 septiembre, 2002
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