La planta
Compró la planta porque le gustó su tronco grueso y retorcido, sus flores negras, y porque nunca había visto una igual. La puso en el salón. Esa misma noche, mientras dormía, empezaron a salir los gusanos, pequeños e incontables, por las grietas del tallo. Por la mañana, al levantarse, no percibió nada extraño, pues estaban ocultos bajo armarios o en las rendijas que quedan entre los muebles. Mientras estaba en la oficina, fueron muriendo por todos los rincones de la casa, semillas ahora de otras plantas o insectos o seres aun sin nombre donde crecerían más gusanos, pequeños e incontables.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
12 septiembre, 2002
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