Cien Palabras ha cumplido 10 años. Gracias a todos.

Parece mentira. Hace diez años empece a escribir estos pequeños cuentos, y cree esta página para darlos a conocer. Al principio la intención era escribir uno cada día, pero al final la cosa se fue espaciando, lo que me remuerde la conciencia, pero que le vamos a hacer...

Os digo de verdad que intentaré ser más constante. Pero la voluntad es débil. Así que, como oí una vez: "No puedo aseguraros que lo intente, pero os aseguro que intentaré intentarlo."

Muchas, muchas gracias a todos. Gracias por leerme y, un poquito, por entenderme.


Jordi Cebrián



Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.


Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.

Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.

28 abril, 2004

La ciudad al caer el sol

De cada puerta, y cada esquina, y cada tejado, se lanzarán piedras contra el que rompa las puertas de la ciudad. Y habrá llantos, y gritos, y entre los niños miedo y coraje. Y entre las calles antiguas morderá el hierro, y la lluvia de azufre caerá de noche con ira y con venganza, pues nuestro dios es justo y poderoso, y tiene aviación, y es mil veces más justo y poderoso que ese dios de mentira al que ellos cantan. Y la ciudad caerá, y cuando todo acabe el fuego y el hedor serán señores de las casas muertas.

21 abril, 2004

Calle partida

Mi ciudad tiene una única calle, larga, peatonal, con tiendas a ambos lados. Me gustaba pasear por ella, errante, cambiando mi bar habitual por el de enfrente si el vino que vendían era allí más bueno, o más barato. Un día pusieron una verja en la calle, partiéndola por su eje. Al entrar debías elegir acera, y discurrir por ella hasta el final. Ahora los de cada lado insultan a los del otro a través de las rejas, o se burlan de ellos, y no se dan cuenta de que la verja que nos encarcela a todos es la misma.

16 abril, 2004

Nuevas ficciones

El escritor descubrió un día que no quedaban cuentos, que todos habían sido ya contados. Preocupado, fue a ver al emperador para advertir de su descubrimiento. El emperador escuchó sus razones y sus esfuerzos inútiles en busca de nuevas historias. Muy receptivo, sabedor de la importancia que tienen los cuentos y las ficciones para el pueblo, y lo necesarios que son para su bienestar, se decidió el emperador a solucionar el problema. Despidió cortés al escritor, agradeciéndole sus advertencias, e hizo llamar a sus bardos y a sus generales. Ante ellos, solemne e imperativo, señaló un país en el mapa.

13 abril, 2004

Charlas pendientes

Si yo fuera más valiente, me sentaría junto al vagabundo con quien siempre me cruzo al volver del trabajo. Leyendo siempre alguna novela de Karl May o Zane Grey, se sienta al sol junto a un carrito de supermercado repleto de bultos y bolsas. Es un anciano de edad indeterminada, del que sólo conozco ese momento diario de enfrascada lectura, entre buscadores de oro y algún sheriff peleón. Cada día reduzco el paso junto a él, le observo de reojo, e imagino que hablamos de indios y cuatreros. Y algún día descubriré apenado que ha muerto, y que nunca le hablé.

01 abril, 2004

Interrupción

Yo estaba relajado en casa, apalancado en el sofá escuchando música, cuando sonó el teléfono, y molesto por la interrupción cogí el auricular y dije ¿si?, e insistí, pues no contestaban, y entonces una voz grabada de mujer me rogó una y otra vez que esperase y que en breve sería atendido, y sentí miedo, pues me llamaban para molestarme y me pedían que esperase, y de repente me colgaron, sin más ni más, y me quedé como un idiota escuchando los sonidos de la línea muerta, hasta que colgué, despacio, y llevo muchas horas esperando que vuelvan a llamar.