Cien Palabras ha cumplido 10 años. Gracias a todos.

Parece mentira. Hace diez años empece a escribir estos pequeños cuentos, y cree esta página para darlos a conocer. Al principio la intención era escribir uno cada día, pero al final la cosa se fue espaciando, lo que me remuerde la conciencia, pero que le vamos a hacer...

Os digo de verdad que intentaré ser más constante. Pero la voluntad es débil. Así que, como oí una vez: "No puedo aseguraros que lo intente, pero os aseguro que intentaré intentarlo."

Muchas, muchas gracias a todos. Gracias por leerme y, un poquito, por entenderme.


Jordi Cebrián



Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.


Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.

Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.

17 enero, 2005

La venganza de la naturaleza

Tiré un tabique en casa para juntar dos habitaciones y tener un salón más grande. El edificio, para vengarse de las agresiones a que lo sometía, comenzó a crujir por las noches, como si quisiera amenazarnos con hundirse sobre nosotros en pleno sueño. Restituí el tabique, y todo volvió a la normalidad hasta que cambié las baldosas del baño. Entonces, para defenderse, el edificio empezó a soltar agua sucia por los grifos, así que restituí la antigua cerámica. Ahora es suficiente con que piense en mover un mueble de sitio, para que el suelo empiece a vibrar, pidiéndome un respeto.

07 enero, 2005

Autoayuda

Tengo una amiga que ha caído víctima de los libros de autoayuda. Empezó como un pasatiempo inocente, pero pronto empezó a criticar a todos por no sé qué zonas erróneas que tenían. Luego se volvió asertiva, tanto que daba miedo, y así fue perdiendo amistades. La fui a ver ayer, y estaba haciendo taichí, creo, en una posición muy rara, y me dijo que había aprendido a respirar, que hasta ahora no sabía. Como se ha vuelto autosuficiente y segura de si misma, tanto le da todo, sin miedo alguno a decir que no, pero sin nadie a quien decírselo.

05 enero, 2005

Viaje nocturno

Esta noche regresaba sólo, en coche por una carretera de montaña tras algunos negocios que me llevaron lejos. De pronto presentí que a ambos lados de la carretera, tras los matojos y los árboles, ojos amarillos me observaban, así que aceleré, pero sus miradas seguían, escondidas y fijas en mi, y aceleré más, y un derrape absurdo me hizo volcar junto a la carretera. No me he hecho daño, creo, pero el miedo también duele, y sigo acurrucado dentro, con los ojos cerrados para no ver los suyos, muchos, amarillos, tras los cristales, y rezo por que no sepan abrir.

04 enero, 2005

Buenos propositos para el año nuevo

Para este año que empieza me he hecho varias propósitos:
No dejaré que la pereza de escribir pueda conmigo, excepto si estoy cansado o no me apetece.
No me acercaré al agua si veo venir olas gigantes.
No pediré más entrevistas con Dios, pues ya veis a que cosas dedica su tiempo libre.
No dejaré tanto tiempo esta página desatendida, pues estais aquí.
No dejaré que me atrapen los vampiros, y los monstruos, y esas cosas oscuras y dentadas que viven bajo la cama y en los armarios.
No me descontaré en las palabras, y procuraré que siempre sumen cien.

Curiosidad

Junto a mi casa hay una tienda extraña. En un principio se dedicaban a la importación y exportación de no se sabe qué, pero ahora el rótulo dice que organizan sistemas de cableado. Yo siempre veo a los mismos, sin clientes, y no puedo dejar de imaginar historias de mafias rusas y reuniones clandestinas. Un día entré en la tienda, pero como no necesito ningún tipo de cableado, me limité a decirles que era vecino, y que sentía curiosidad por su trabajo. El tipo más alto y fornido me miró fijamente sin responderme, así que consideré prudente volver a casa.