Cien Palabras ha cumplido 10 años. Gracias a todos.

Parece mentira. Hace diez años empece a escribir estos pequeños cuentos, y cree esta página para darlos a conocer. Al principio la intención era escribir uno cada día, pero al final la cosa se fue espaciando, lo que me remuerde la conciencia, pero que le vamos a hacer...

Os digo de verdad que intentaré ser más constante. Pero la voluntad es débil. Así que, como oí una vez: "No puedo aseguraros que lo intente, pero os aseguro que intentaré intentarlo."

Muchas, muchas gracias a todos. Gracias por leerme y, un poquito, por entenderme.


Jordi Cebrián



Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.


Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.

Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.

31 marzo, 2003

Ayuda humanitaria

Son gente muy rara, traidores y desagradecidos, pero puede entenderse por la tiranía a que se han visto sometidos tanto tiempo. Su suspicacia es extrema: si les apuntas con un rifle, se sienten amenazados. Tengo que hacerlo para evitar malentendidos, no sea que piensen que mis balas y mis bombas son una amenaza para ellos y se lo tomen a mal. Pero aunque no valoran el esfuerzo y sacrificio que hacemos por ellos, seguiremos aquí, garantizando que reciban nuestra ayuda, aunque confieso que cuando les ves así, gritando enfurecidos, de lo que te dan ganas es de liarte a balazos.

27 marzo, 2003

Tormenta de arena

Nunca se había visto en Madrid una tormenta de arena como ésta, ni en Londres, ni en Washington. Los meteorólogos afirman que es casualidad, que nada tiene que ver con los sucesos de Irak, a los que los extremistas llaman guerra. Pero es difícil hacer entender a la gente que este viento cargado de polvo, este cielo rojo que cubre nuestras ciudades, sean casuales, porque la arena que azota las casas, que cubre nuestros coches, que nos impide respirar, no sabe sólo a tierra, a fango y a petróleo; queda también en el paladar un regusto terrible a carne quemada

12 marzo, 2003

Fiebre

Caí en un estado febril causado por la gripe y se me llenaron las noches y los días de sueños ácidos, de sonidos moviéndose y colores aullando. Cuando el sudor y la ausencia de tiempo se funden, el alma y la materia se reconcilian por fin, y sólo queda esa extraña sensación como de estar cayendo, hundiéndose de espaldas en un mar denso y blando. Perdido en mis paraísos víricos, esperé que se me mostrara mi animal totémico para guiarme hasta la luz y el conocimiento, pero lo cierto es que los antibióticos funcionaron antes de que alcanzara la sabiduría.

05 marzo, 2003

Otros lugares

Hoy, mientras andaba hacia el trabajo, una excavadora que retrocedía ha estado a punto de dar a un pobre hombre en la cabeza. Él no se ha dado cuenta, ha seguido andando, sin saber que de inmediato en otro universo no habrá tenido suerte, y yo habré tenido que agacharme, sobresaltado, para ayudar al hombre, intentar reanimarle en un esfuerzo estéril y terrible. Ahora escribo este cuento, pero hay otros cuentos que se están escribiendo al mismo tiempo, en lugares que se multiplican y se desdoblan en cada nuevo pliegue del destino, cuentos reales sobre hombres que mueren de verdad.