Fiebre
Caí en un estado febril causado por la gripe y se me llenaron las noches y los días de sueños ácidos, de sonidos moviéndose y colores aullando. Cuando el sudor y la ausencia de tiempo se funden, el alma y la materia se reconcilian por fin, y sólo queda esa extraña sensación como de estar cayendo, hundiéndose de espaldas en un mar denso y blando. Perdido en mis paraísos víricos, esperé que se me mostrara mi animal totémico para guiarme hasta la luz y el conocimiento, pero lo cierto es que los antibióticos funcionaron antes de que alcanzara la sabiduría.
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