Máquina de bebidas
Desde que han instalado la nueva máquina de bebidas, la gente de mi oficina está muy contenta. Era una reivindicación antigua, tener un espacio donde poder sacar un café o un té mientras uno se toma un pequeño receso del trabajo. Sin embargo, creo que tanta alegría no es normal: han dejado de criticar las decisiones de los jefes, hacen horas extras sin que se las paguen, y asumen los objetivos estratégicos de la empresa con entusiasmo, aun cuando éstos sean disparates irrealizables. Por si acaso, he decidido no usar la máquina, e intentaré descubrir qué le añaden al café.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
04 septiembre, 2002
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