Retenidos
Nos obligaron a permanecer sentados, advitiéndonos de las duras consecuencias de movernos o hablar con alguien. Las puertas de la sala estaban bloqueadas, y ellos se paseaban entre nosotros para controlarnos. Yo temblaba, sin poder enfocar los ojos y la mente en aquel papel con sus exigencias que nos habían puesto delante. Cuando vi que el más alto pasaba de largo y se alejaba de espaldas, aproveché el momento para mirar fugazmente a los demás. Algunos lloraban, otros, refugiados en el papel, se esforzaban por hallar sentido a la situación. Dominando mis emociones, empecé el examen por la segunda pregunta.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
30 octubre, 2002
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