Voces
Primero fueron sólo susurros que oía cuando había silencio. Trataba de ensordecerlos con música, con ruido, volviendo a casa tarde, ebrio y cansado, tras recorrer muchos bares. Pero siempre retornaban, voces profundas y turbadoras, como raíces en el barro de una ciénaga. No podía ignorarlas, asfixiarlas en su mente: estaban allí, modulando palabras sin sentido que evocaban lugares húmedos y terribles. Con el tiempo los sones se le hicieron inteligibles, le contaron cosas de la gente: feos secretos y tristes soledades. Esas voces cautivadoras le volvieron más sabio, más fuerte. Y le explicaron como debía tratar con vecinos y amigos.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
08 enero, 2002
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