Cien Palabras ha cumplido 10 años. Gracias a todos.

Parece mentira. Hace diez años empece a escribir estos pequeños cuentos, y cree esta página para darlos a conocer. Al principio la intención era escribir uno cada día, pero al final la cosa se fue espaciando, lo que me remuerde la conciencia, pero que le vamos a hacer...

Os digo de verdad que intentaré ser más constante. Pero la voluntad es débil. Así que, como oí una vez: "No puedo aseguraros que lo intente, pero os aseguro que intentaré intentarlo."

Muchas, muchas gracias a todos. Gracias por leerme y, un poquito, por entenderme.


Jordi Cebrián



Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.


Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.

Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.

14 diciembre, 2006

Ascensor de trabajo

Entró a trabajar en la empresa y, como no quedaba sitio, lo instalaron en el ascensor. Allí se quedó, en un rinconcito con un pequeño pupitre. Quienes subían y bajaban se extrañaron al principio, pero con el tiempo se acostumbraron. Le hacían bromas, intercambiaban confidencias, y cuando volvían de almorzar le traían un croissant. Pero sus superiores se quejaban. Decían que se distraía demasiado y que le costaba concentrarse en su trabajo. Vino a verle el jefe de personal, y en el tiempo que se tarda en ir desde el primer piso hasta el último, le comunicó que estaba despedido.

10 diciembre, 2006

El barrio oscuro

Allí tras cada portal hay un pecado; tras cada mirada, un secreto; tras cada tentación, un peligro. Los derrotados por su miedo, los que odian la vida, los que esconden su tedio en la rutina, no transitan de noche las calles de este barrio. Pero los que al miedo imponen su voluntad, los que ante la muerte inevitable quieren que la vida brille y sea peligrosa y que resuene, entran al barrio oscuro cuando ya no hay luz. Se invoca al olvido, se cruzan apuestas y besos. Amor y riesgo, libertad y temor. Vida, en fin, en el barrio oscuro.

08 diciembre, 2006

Cobaya de Troya

Mi comunidad de vecinos lleva tiempo enfrentada con la del bloque de al lado, discutiendo como deben arreglarse unas tuberías del patio común. Les amenazamos con abogados, y un vecino les mandó algo parecido a un requerimiento, así que se dieron por vencidos. Como muestra de buena voluntad dejaron en nuestro portal la estatua de un cobaya gigante que habían fabricado entre todos. Nuestro conserje, que es tonto, la entró a la portería, y por la noche salió de su interior el presidente del bloque vecino, y al despertarnos ya había arreglado las tuberías como le había dado la gana.

07 diciembre, 2006

Miedo

Desde la noche que la atacaron, tenía miedo. Hoy en el metro vio a un hombre, y algo en su mirada la atemorizó. Luego, camino de casa, volvió a verle. Aceleró el paso hasta escapar, pero después, en su escalera, allí estaba, esperándola, con aquella mirada. Ella gritó, salió corriendo, pero en la puerta él la agarró, estate quieta, estate tranquila. Ella le golpeó, siguió corriendo, gritando, y allí estaba él, en el paso de peatones; y dentro del coche; y sentado en aquel banco; y vestido de policía, corriendo hacia ella, pidiendo ayuda por radio, si, rápido, está loca.

01 diciembre, 2006

Prohibido tener leones

Se convocó una reunión de vecinos para prohibir tener leones en las casas. Algunos replicaron que nadie tenía leones ni pensaban tenerlos, pero el presidente argumentó que en estos casos es mejor prevenir que curar, y que nunca se sabe. Aprobada la moción, se pidió luego una inspección casa por casa para verificar que, en efecto, no hubiera leones. Muchos alegaron su derecho a la intimidad, pero, por prudencia, se autorizaron las inspecciones. Esta tarde el presidente ha de venir a mi casa, y he de mostrarle todas las habitaciones, incluso la del fondo, justo hoy que no ha comido.