Cien Palabras ha cumplido 10 años. Gracias a todos.

Parece mentira. Hace diez años empece a escribir estos pequeños cuentos, y cree esta página para darlos a conocer. Al principio la intención era escribir uno cada día, pero al final la cosa se fue espaciando, lo que me remuerde la conciencia, pero que le vamos a hacer...

Os digo de verdad que intentaré ser más constante. Pero la voluntad es débil. Así que, como oí una vez: "No puedo aseguraros que lo intente, pero os aseguro que intentaré intentarlo."

Muchas, muchas gracias a todos. Gracias por leerme y, un poquito, por entenderme.


Jordi Cebrián



Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.


Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.

Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.

27 mayo, 2004

Selección natural

La ciudad siempre ha tenido sus mecanismos de selección natural. Para cruzar las avenidas, por ejemplo, había que mirar a ambos lados con una secuencia difícilmente predecible: derecha, izquierda, izquierda, derecha, izquierda. Si no se coordina ese ritmo de observación con el avance rápido, uno muere inexorablemente aplastado por algún coche, tranvía o bicicleta. Tras generaciones los ciudadanos se han adaptado, y nacen con una agilidad y coordinación extraordinarios. El consistorio ha ido elevando la dificultad de las calles: han añadido buzones móviles, sierras dentadas que surgen del suelo y unas espitas por donde salen enjambres de abejas africanas furiosas.

Cosas que ya no están

Siempre me desaparecían las cosas. Mi mujer, o mis compañeros, se reían de mí y lo atribuían a que soy un despistado, pero la cosa cada vez va a más. Al principio eran los bolígrafos, o las llaves, o papeles. También los libros dejaban de estar en los sitios donde debían. Pronto me empezó a pasar con el coche, siempre aparcado en un lugar distinto al que lo había dejado. Ahora también mi mujer ha desaparecido, en casa no están sus cosas, y al salir a la calle para buscarla, no había aceras, ni coches, ni asfalto, todo, todo desaparecido.

26 mayo, 2004

Peligrosa senectud

Los viejos son muy peligrosos. Hace diez años se hundió el sistema financiero, y dejaron de cobrar sus pensiones y fueron expulsados de los asilos donde vivían, así que formaron bandas que desvalijan a los jóvenes y les agreden sin piedad con sus bastones. Cada vez hay más ancianos que asaltan tiendas o bancos, sabiendo que, con la edad que tienen, poca cárcel verán. Si ves en la calle viejecitos de apariencia apacible, formando un corro como si hablaran de sus cosas, no se te ocurra acercarte: cambia de acera y corre, pues eso sí, la mayoría de ellos cojea.

21 mayo, 2004

Peligros de la ciudad (7)

No conoces el barrio, está oscuro y apenas quedan tiendas abiertas, ni casi gente por la calle, así que aceleras el paso, tuerces por un callejón, pues parece que al otro lado está más iluminado y entonces ves a un borracho que se acerca, y, por miedo, entras en una pequeña tiendecita hasta que pase, donde un anciano te muestra frasquitos con aromas, y apenas le haces caso, hasta que decides que ya puedes volver a salir, pero la puerta está cerrada, y al girarte hacia el anciano ves que ya se ha transformado en lo que tu más temes.

14 mayo, 2004

Cosas de vecinos

Me convirtió en vampiro la del tercero, durante la última junta de vecinos convocada para discutir el presupuesto. Al principio me indigné, y amenacé con impugnar la reunión, pues los estatutos de la comunidad dejan claro que no pueden mordernos durante una asamblea. Pero cuando empecé a notar la transformación me fui calmando, y me di cuenta de las ventajas de la inmortalidad frente a mi aburrida y fugaz vida de antes. Así que soy uno de ellos, y la convivencia con el resto de vecinos es buena, y cuando nos cruzamos nos saludamos y les sonreímos mostrando los dientes.

10 mayo, 2004

Pirámide exquisita

En mi ciudad han inaugurado una pirámide enorme y multicultural. Su interior está oculto a las miradas temerosas de quienes estamos fuera, pero los sacerdotes de los nuevos tiempos nos lanzan desde lo alto sus exhortaciones a que seamos buenos chicos, políticamente correctos, y a que reciclemos la basura. Dicen que si entras en sus laberintos sales renovado, con la conciencia limpia, y con ganas de no ensuciar las calles. Nos prometen además músicas y actuaciones, y podremos simular un viaje en pateras por un lago interior con tiburones de mentiras, para que podamos reflexionar sobre cuanto sufren los inmigrantes.

03 mayo, 2004

Tranvías invisibles

En mi ciudad han cubierto los tranvías de pintura invisible, para que no afeen el paisaje urbano. Es bonito ver a la gente esperar en las paradas y, cuando suena el silbato que anuncia la llegada del tranvía, suben con cuidado, a tientas, y se les ve desaparecer en el aire, en tanto que otras personas parecen haberse materializado. Para evitar la contaminación sonora, el tranvía es muy silencioso, así que hay que estar muy atento a los semáforos, seas peatón o conductor, pues si te pilla será por tu culpa y no podrás decir que no lo has visto.