Cuando el lenguaje duele
Ellos se ofrecerán a sanar tus palabras, a quitarles sus miedos, sus dudas y sus ambigüedades. Te las devolverán entonces limpias y más pequeñas. Serán amables contigo tras su sonrisa vacía y te dirán que las palabras no son para jugar, que pueden hacer daño. A solas, verás que tu vocabulario ya te suena distinto: más turbio, más vulgar. Las frases que construyes no tienen aquel brillo, ni cortan apenas sus cuchillas. Cuando los doctores vuelvan, oirán en tus lamentos que aun hay dolor y rabia en tus palabras. Te extirparán entonces adverbios y adjetivos y los nombres más bellos.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
15 enero, 2002
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