Motín
Ayer nos pusimos de acuerdo para decirle al presidente lo que opinamos sobre su estrategia. Sin callarnos nada, sin medias tintas. Lo haremos durante la reunión de cierre de inventario: antes de que empiece a hablar, le soltaremos todo lo que tenemos preparado. Lo estuvimos ensayando anoche, practicando las posibles respuestas. Consensuamos el contenido, pero costó decidir quien lo expondría. Eso nos costó más, pues sería comprometido leerle todas aquellas barbaridades sin que se lo tomara a mal. Al final decidimos que lo hiciera el jefe de contabilidad, que no había venido. Estábamos borrachos, es cierto, pero la intención era buena.
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