Horas de tren
Horas de tren, largas y calurosas. Solo en el vagón, te quedas dormido. Sueñas que entra una mujer, y que te observa mientras duermes. Sueñas que abre su maletín de cuero, y que saca de él sus instrumentos afilados, sin dejar de mirarte. Sueñas que quieres despertar y el miedo te lo impide, y que ella se acerca y palpa tu cuello con dedos blandos. Estás dormido, soñando con la mujer que va a matarte, y sólo despiertas cuando la sangre te mancha y, con el bisturí en la mano, recuerdas haber soñado que era ella quien lo usaba contigo.
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