Cazando dragones
Encontraron la guarida del dragón cuando ya regresaban a su aldea seguros de haber fracasado en su empeño. Lo encontraron durmiendo, incubando dos huevos. Sabían lo leve que resulta el dormir de los dragones, así que se acercaron muy despacio hasta poder lanzarle los arpones envenenados, y los ganchos, y finalmente le clavaron las lanzas en el corazón, bajo la escama ventral. La sangre les cubrió y el dragón cayó de lado. Entusiasmados, rompieron a pedradas los huevos que incubaba. Ahora venía el trabajo duro. Desventrarlo, separar las escamas y los huesos, clasificar y separar cada parte que pudiera venderse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario