Taller
En aquel taller sólo trabajaban vampiros. Al entrar extrañaba tanta oscuridad, un hangar grande con paredes altas, sin ventanas. Por lo demás era un taller normal: fotos de mujeres desnudas sentadas sobre neumáticos, grasa en el suelo, tornillos y piezas incomprensibles sobre estanterias metálicas. Eran buenos mecánicos, lo hacían bien. Muchos en la ciudad traían sus coches para reparar, y nunca les faltaba trabajo. Estaban bien allí, se sentían integrados en la comunidad, ganaban mucho dinero, y la comida no escaseaba, pues algunos clientes dejaban el coche en el taller con gente dentro, y así la reparación les salía gratis.
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