No más fotos
Un buen día descubrí que yo ya no estaba en las fotos antiguas. Mi mujer aparecía sola en todas, y mi anterior presencia era ahora invisible. En algunas, se la veía riendo o hablando a alguien inexistente. Constaté que tampoco en mis documentos oficiales había más que cartulinas blancas donde antes estaba mi rostro. El espejo seguía reflejándome, así que desestimé haberme convertido en vampiro, pero probé de fotografiarme y tampoco conseguí nada. Yo desesperaba ante el misterio, pero mi mujer me consoló diciéndome que total nunca quedaba bien en las fotos y que era mucho más guapo al natural.
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