Desmemoria
Está condenado a olvidar. Unos lo consiguen refugiándose en el alcohol, o entumeciendo el cerebro ante el televisor.. Él, en cambio, que quiere recordar, vive su maldición con horror y con pena. Todo empezó con temas menores: no saber dónde dejó el coche, o las llaves, o el libro que leía. Pero ahora olvida también el dolor que ha infligido, y eso provoca más sangre y más dolor. De día todo es desmemoria y rutina. Al revés que la gente, por la noche se emborracha para recordar, y sale a la calle sabiendo que las nuevas muertes las olvidará mañana.
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