Costumbres de días de lluvia
Nunca le explicaba a su mujer porqué salía de casa cuando llovía, y ella lo atribuía a una de sus tantas manías, como la de no soportar las colas o dormir, incluso en los meses fríos, con las ventanas abiertas.
Él salía a la calle, y empapado miraba arriba, dejaba que su boca se llenara de agua y desbordara. Entonces buscaba alguna tapa de alcantarilla que no costara levantar, y se perdía durante horas en aquellos laberintos inundados, cazando sólo. Cuando volvía a casa se duchaba durante largo rato y, si su mujer ya dormía, la besaba en la mejilla.
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