Vida aérea
Les quitaron un día las calles, y las puertas de sus casas. Debían salir por las ventanas, cruzar por encima de tablones hasta los balcones y terrazas de los vecinos. La ciudad se llenó de pasarelas que unían los edificios entre si, y aprendieron a descolgarse con cuerdas entre niveles. Con el tiempo, se han acostumbrado a vivir sobre esa frágil telaraña aérea. A veces, la fatalidad o la imprudencia provocan caídas desde lo alto hasta la calle inexistente. Entonces todos detienen su actividad y miran desaparecer el cuerpo, mientras recuerdan melancólicos un día en que hubo aceras y asfalto.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
27 mayo, 2002
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario