Gestión diaria
Se sienta ante el inmenso cuadro de mando, repleto de pantallas, botones y palancas. Sus ayudantes le traen informes sobre los fútiles devaneos de la humanidad, y le piden que atienda a niños que mueren y a víctimas de malvados, pero él les hace callar y centra su atención en otras cosas: ver crecer flores, cambiar las tonalidades del cielo, o jugar a tormentas y tifones. Ellos, convencidos de su estrategia, le dejan solo. A veces le sabe mal hacerles creer que tiene un plan, cuando sólo hay caprichos y gustos volubles, pero alguna ventaja había de tener ser Dios.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
22 mayo, 2002
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