El teléfono
Apenas dos semanas después de casarse, unos operarios vinieron a instalarles un nuevo teléfono, al lado del que ya tenían. Nadie les llamaba por él, ni lo usaban nunca para hablar con nadie. Si hubiera sido por su marido lo hubieran quitado. No sirve de nada, decía. Pero ella, por algún motivo, nunca quiso desconectarlo. Unos años más tarde, una noche, mientras él dormía, el teléfono sonó. Ella, sin sorpresa, contestó, y escuchó voces de desconocidos que le dieron instrucciones. Colgó y se dirigió al dormitorio. Ya le había tomado algo de cariño, pero las órdenes eran las órdenes.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
24 mayo, 2002
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