Transgresión
Todos necesitamos una transgresión. Cruzar los límites, adormecer la conciencia, penetrar en un mundo amoral para recuperar el goce primigenio de la irresponsabilidad. Yo quería disfrutar ese momento, tentándome a mí mismo, preguntándome si sería capaz de ejercer ese acto de crueldad total con quien había compartido mi infancia conmigo. Destruirlo me haría sentirme, de algún modo vergonzoso y terrible, capaz de cualquier cosa. Pero no pude, mis manos perdieron su tensión, se relajaron mis nudillos y el gesto brutal se convirtió de nuevo en el abrazo infantil, de nuevo el abrazo con mi osito, al que jamás podré romper.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
28 noviembre, 2001
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