Peligros de la ciudad (7)
No conoces el barrio, está oscuro y apenas quedan tiendas abiertas, ni casi gente por la calle, así que aceleras el paso, tuerces por un callejón, pues parece que al otro lado está más iluminado y entonces ves a un borracho que se acerca, y, por miedo, entras en una pequeña tiendecita hasta que pase, donde un anciano te muestra frasquitos con aromas, y apenas le haces caso, hasta que decides que ya puedes volver a salir, pero la puerta está cerrada, y al girarte hacia el anciano ves que ya se ha transformado en lo que tu más temes.
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