En tan pocas palabras
Se le habían encallado las palabras en algún pliegue extraño del cerebro. Quisiera hacer fluir historias en las que poder dotar de pasado y familia a cada personaje creado, y construir su personalidad ficticia en cientos de páginas perfectas donde las vidas, las mentiras y los deseos se cruzasen y entrecruzasen. Pero no se sentía capaz de asomarse a ese vértigo, y por eso escribía unos cuentecillos ínfimos y aun así notaba que las ideas tardaban en llegar, como si no quisieran ser encerradas en tan pocas palabras, igual que los pájaros que mueren de pena en jaulas tan pequeñas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario