La feria de los monstruos
Al entrar en la feria de los monstruos, pasabas entre el tronco parlante y la jaula de un pobre anormal con el cráneo rapado y lleno de cicatrices que gimoteaba y hacía gestos obscenos a los visitantes. Luego venían los enanos y los deformes, luchando entre sí. En la última caseta no entraba apenas nadie. Decían que podías ver allí imágenes dañinas y cortantes, hombres y mujeres que ya no lo eran. Yo jamás me atreví, pero me fascinaba observar a los valientes que osaban entrar, o a los padres que dejaban allí a sus hijos a cambio de dinero.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
08 febrero, 2002
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