Falta de imaginación
Su campo mental era tan limitado, sus perspectivas tan estrechas, que sólo se atrevía a escribir sobre cosas que conociera de primera mano, que él mismo hubiera vivido. Por eso sus historias, lejos de inventar mundos irreales, se centraban principalmente en robos, asesinatos, engaños y traiciones. Aventuras en lugares remotos, bellas mujeres, lujo desbocado. Su falta de imaginación le impedía escribir historias inventadas, donde el protagonista se aburriera en la viscosidad gris de la rutina cotidiana, desgranando sus quehaceres diarios, su camino a la oficina y su regreso a casa, a una existencia ficticia de calor junto a la chimenea.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
12 abril, 2002
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