El caballero y el dragón
El dragón reposaba al fondo de la cueva. Acurrucada junto a él, la princesa apoyaba la cabeza sobre su cola. Los cascos de un caballo acercándose hicieron que el ancestral reptil levantara la cabeza. El dragón suspiró, y la princesa le miró amable. Todos los años lo mismo. El caballero, a la entrada de la cueva, resplandecía en su armadura nueva, la temible lanza bien sujeta a su lado. Como cada año, le achicharraría un poco y el pobre chaval volvería al pueblo con alguna mujer de vida alegre, mostraría las quemaduras, y explicaría que había rescatado a una princesa.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
23 abril, 2002
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