Amor virtual
La creó, virtual y perfecta, a medida de sus deseos. Encerrada tras el cristal del monitor, le observaba con sus grandes ojos claros, su pelo rubio ondeando con suavidad por una brisa inexistente. Su piel de textura perfecta y su mirada cómplice, eran sólo cálculos y pulsos eléctricos, así como sus sonrisas y sus guiños. Pero él hablaba y ella respondía, y sus palabras le daban siempre consuelo y ayuda. En ocasiones se miraban con ternura, y luego reían y seguían charlando. Cuando debía apagar el ordenador, su corazón se llenaba de pena y el de ella de frío electrónico.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
18 abril, 2002
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