Componer los nombres
Primero fueron las piedras, en ellas se grabó a fuego el nombre de los monstruos. Luego las piedras se hundieron en el mar, no nacieron peces en muchos años, y los pueblos cercanos tuvieron que marchar. Con el tiempo, la tierra giró y se agrietó, crecieron montañas, murieron civilizaciones. En cada grano de arena de las playas, fragmentos de aquellos nombres siguen escritos, como partes ínfimas de un rompecabezas gigantésco. El agua y el viento mueven la arena, no se cansan de buscar combinaciones, y cuando compongan los nombres ya no habrá más agua, ni más viento, ni más palabras.
2 comentarios:
Una maravilla. Parece un tema de Borges. Vale la pena copiarlo, o recordarlo.
¿Por qué mantener solo un nombre?.. si quizá el instinto nos diese un poco más de rienda suelta y dejase que la imaginación no se aferrase al espacio físico que siempre nos marca.. podríamos incluso convivir con la certeza de sabernos nombres de muchas cosas.. para él seré amarilis y para el lago que nos baña.. el nombre que primero resuene al compartir nuestras entrañas acuosas..
besitos de una estudiante de traduccion!
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