Móviles
Yo era de los que no creía que las ondas de los móviles pudieran afectar a la salud. Pensaba, iluso de mí, que eran exageraciones, inventos de ecologistas tecnófobos. ¡Cuan equivocado estaba! Yo, que llevo siempre mi móvil en el bolsillo interior de la chaqueta, empiezo a percibir claramente pequeñas vibraciones contra mi pecho, emanaciones radioeléctricas que recorren mi sistema nervioso, alteran mis sinapsis, y me impiden sonreír a los niños o auxiliar a los pobres. Pulsos hertzianos que avanzan por mi médula espinal hasta mi cerebro, disolviendo las neuronas y forzándome a escribir en cien palabras majaderías como ésta.
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