Hogar
Ella, en casa, tiene serpientes. Nadie lo sabe, pues no habla de ello con sus compañeros de trabajo, ni con sus amigos; y cuando viene alguien a su casa, pocas veces, no las ven, se esconden tras los muebles, o en el altillo, o en los rincones oscuros del lavabo.
Cuando está sola, se tiende desnuda en la cama y deja que se le acerquen, y las alimenta, y las acaricia, y las domina, y despierta entre ellas. Ha soñado cosas terribles, que le duelen al pensarlas. Vuelve al ritual de la vigilia, vuelve al trabajo, y ellas la esperan.
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