Extraño encuentro
La niña tuvo que acostumbrar sus ojos a la oscuridad antes de verle sentado a la mesa, agitándose inquieto en la silla, jugando compulsivamente con un tenedor. Ella avanzó despacio y tomó asiento también, temiendo que aquel hombre oliera su miedo, oyera los latidos descontrolados de su pequeño corazón. En el suelo, entre restos de comida y desperdicios, una pequeña jaula con una liebre dentro, removiéndose desesperada en aquel pequeño espacio. El hombre, que llevaba un sombrero verde estrafalario, reía absurdamente, se murmuraba cosas a si mismo, y agitaba con furia los cubiertos. Alicia, aterrada, empezó a servir el té.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
26 agosto, 2002
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