Premio literario
Escribí un cuento minúsculo y lo mandé a un concurso. Una semana después me notificaron que había ganado, y que me mandaban por mensajero una piruleta con mi nombre grabado en el palo. Me hizo muchísima ilusión, pues nunca había ganado nada, pero tras dejarme la piruleta en casa, el mensajero tuvo un accidente en la esquina y murió. Quedé afectadísimo por la tragedia: si nunca hubiera tenido la idea absurda de escribir aquella ridiculez, aquel chaval estaría vivo. Mientras le daba vueltas al tema, me comí la piruleta y enmarqué el palo, porque una cosa no quita la otra.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
15 julio, 2002
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