Documentando tareas
Nos obligaron a explicar qué hacíamos y cómo, y a dejarlo documentado para que nos pudieran sustituir si era preciso. Debíamos poner por escrito los pasos a seguir si nuestro amor de toda la vida nos dejaba, o si un desconocido nos paraba en la calle para vendernos drogas. Dejábamos protocolos preparados para que cualquiera pudiera cantar nuestras canciones o explicar nuestros chistes. Cuando alguien enfermaba o se mudaba a otra ciudad, se contrataba a alguien de fuera para suplirle y, siguiendo la documentación, educaba a sus hijos como el original, y hacía, como él, el amor con su mujer.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
04 junio, 2002
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