Los auriculares inalámbricos
Me compré unos auriculares inalámbricos y nunca funcionaron correctamente: el sonido era bueno pero lo que se escuchaba no era lo debido. Esperaba a Debussy, y oía los sueños de la niña del piso de abajo; quería oír a Woody Allen, y por los auriculares me llegaban las preocupaciones del vecino del ático. Según me movía por la casa, cambiaban los sonidos. Escuché insultos no expresados, perdones no pedidos, golpes que no se propinaron. Deseos, temores, celos y fantasías. Hoy me he cruzado con la chica del segundo; la he besado y le he dicho que yo también la quiero.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
22 enero, 2002
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