Tras morir
Cuando se murió, sus amigos y familiares hicieron como que no se daban cuenta, y seguían invitándole a comer o a salir de farra o al cine. Él nunca había sido persona de llevar la contraria, y ahora que estaba muerto menos aun, así que les dejaba hacer, y se lo tomaba como una de esas bromas donde todos se ponen de acuerdo para hacerte volver loco.
-No tienes buena cara – le decían para hacerle rabiar.
Al final, de tanto seguir la broma, sus amigos llegaron a dudar de que estuviera muerto realmente. Pero lo estaba, si, igual que ellos.
Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
26 octubre, 2001
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