Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
(Publiqué este cuento el 14 mayo de 2002. Creo que en estos días recobra actualidad.)
Dicen que hubo un hombre que hizo una gran fortuna. Le aconsejaron recurrir a la ingeniería financiera, así que puso su dinero en paraísos offshore, a través de sociedades interpuestas y mediante seguros de prima única, débitos de interés diferido y ponderables de alto valor a nombre de terceros. Lo transfirió todo a una cuenta numerada que, a su vez, vinculaba los valores con los índices promediados de los fondos opacos. Cuando necesitó dinero, intentó recordar cómo era todo, pero se hizo un lío. Aún sigue la fortuna perdida en el laberinto financiero, y cómo me lo contaron lo cuento.
Las chimeneas siempre han existido, y nadie recuerda cielos sin humo. No se sabe qué se hace, ni quién trabaja allí. Los chavales intentan saltar los muros, pues está prohibido. Y aunque pocos se aventuran más allá, siempre alguno se atreve a subir la verja, a esquivar los alambres como navajas, y llega al otro lado. Nadie le vuelve a ver, claro está, pero eso no impedirá que otros quieran repetir. Los ancianos aseguran que los muros no son para prohibir entrar, sino para no dejar salir, pero nadie se atreve a asegurar si ellos están dentro o están fuera.
(Este relato está inspirado en una fotografía de Lapicero)
El anciano llevaba tiempo sin contar cuentos. No por falta de ideas, que llenaban como siempre su cabeza de un caos ingobernable. No era falta de tiempo, pues los días seguían repletos de los mismos minutos. Era miedo a que las palabras no acudieran a la llamada, temerosas de quedar expuestas en toda su desnudez para ser observadas y juzgadas. Miedo a repetirse, o a contar el cuento último, el que hará innecesarios todos los demás. Y miedo a que cien palabras no encontraran su historia, aunque fuera el relato tantas veces contado de un anciano escritor que teme escribir.