Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
Quiso enviar sus fotografías por internet, para que se las imprimieran en forma de libro. Pero se equivocó de página web, y en vez de .es puso .com, así que cuando ya había entrado sus datos personales y enviado las fotos, descubrió que se había alistado a algún servicio de espionaje extranjero. Cuando vinieron a verle dos hombres con gafas oscuras, pidiéndole resultados e información relevante, les contó que todo era un estúpido error. No juegues con nosotros, le dijeron, volveremos mañana. Así que se pasó la noche inventando calumnias sobre sus vecinos, esperanzado en que al menos pagaran bien.
Un escritor muy gandul programó su ordenador para que escribiera cuentos de cien palabras al azar, sin tener que pensar por si mismo los argumentos. Éste fue el primer cuento que produjo automáticamente, y él se quedó estupefacto, pues relataba justamente su situación. Pensando que su generador de cuentos predecía el futuro, fue haciéndole crear historias y más historias, pero el resto fueron estúpidos relatos: amores y desamores de gente inventada, que ni siquiera tenían calidad para ser publicados. Y eso que aquí ya se le advertía de que no serviría, y de que debería volver a imaginar. ¡Qué tonto!
Desde que el Papa declaró que el Infierno era sólo una metáfora, los demonios se quedaron sin trabajo entre calderas y tridentes. Pero como los diablos otra cosa tendrán, pero tontos no son, acabaron todos bien colocados, buscándose la vida en otras ocupaciones. A los que les iba la acción y el ejercicio físico se mezclaban entre los ladrones, o los soldados, o los asesinos a sueldo. Otros preferían jugar con las palabras para convertirlas en venenos, y se hacían locutores de radio, o se dedicaban a la política, o estafaban viejecitas, o se hacían pasar por curas o profetas.