Éstos son mis cuentos de Cien Palabras.
Ocupan eso, 100 palabras exactas, sin contar el título.
Leed uno.
Despues otro.
Despacio, sin prisa.
Hay muchos, centenares de ellos.
Para sonreir, para reflexionar, para estremecerse...
Teneis tiempo, volved cuando querais.
Abrieron el nuevo barrio, pero aun no vive casi nadie. El se mudó por obligación, pero toda su escalera está vacía, como la escalera del lado. Le gusta llegar pronto a casa, antes de que anochezca. Apenas dos o tres balcones brillan en toda la calle, y las farolas alumbran para nadie.
Está a punto de ir a dormir cuando llaman a la puerta. Se acerca despacio a la mirilla, y observa fuera, pero no hay nadie. Por instinto, cierra las luces, las últimas que brillaban ya en su calle. Y cuando su puerta revienta, también las farolas se oscurecen.
Cuando las fieras cierran los ojos, en ese instante previo a abalanzarse sobre su presa, vislumbran un segundo su pasado furioso, su estirpe de luchas y colmillos, y entonces todas las fieras son la misma fiera, en ese instante previo en que el tiempo se congela.
Cuando el cazador cierra los ojos, en ese instante exacto en que aprieta el gatillo, vislumbra su pasado furioso, su estirpe de lanzas y cañones, y entonces el cazador es la caza misma, en ese instante previo que huele a pólvora y a miedo.
Luego es el silencio, y la sangre todas las sangres.