Todo ocupa tanto como nada
¿Habéis pensado alguna vez en que un bisonte ocupa tantas palabras como cien bisontes? ¿Y que nuestra propia galaxia ocupa las mismas palabras que todas las galaxias? He intuido entonces que podría llenar cada cuento de infinidad de seres, de más sentimientos de los que puedo sentir. Podría, de cada personaje, crear una multitud, hacerles luchar entre ellos, odiarse, vengarse, perdonarse. Cada joya encontrada sería montañas de tesoros, y cada muerte el final de una civilización. Y entonces el cien no sería un límite, ni un final, sino un infinito, un aleph contenido en el reducido espacio de este cuento.